"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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Personaje Redondo y personaje plano

PERSONAJE REDONDO Y PERSONAJE PLANO Dividamos a los personajes en Redondos y Planos para una mayor claridad. Personajes redondos Los Personajes Redondos serán los protagonistas de nuestra historia, los que tendrán que enganchar a nuestros lectores. Y para que los personajes cumplan con su función sólo tienen que hacer una cosa: conseguir que el lector se identifique con ellos, no tanto en el sentido de compartir sus deseos sino en el de comprender el origen de sus fuerzas y debilidades. Consecuencia Esta será la primera de las cualidades necesarias de nuestros personajes protagonistas: la consecuencia. Nadie se podría identificar con alguien que se ríe a carcajadas en el momento de la muerte de su padre después de haber sido mostrado como un buen hijo. Ni con un tirano que se disfrace cada noche para deslizarse por las calles oscuras y dejar una generosa limosna en el monasterio más cercano. Éstos son episodios que podemos contar en nuestra novela, por supuesto. De hecho, estas contradicciones pueden sernos muy útiles a la hora de enriquecer nuestros personajes principales. Pero deberemos haber explicado el por qué de cada una de estas contradicciones antes de dar por finalizada nuestra historia. Podremos y en ocasiones deberemos utilizarlas como una herramienta para crear intriga, pero el lector se sentirá defraudado si no le damos una explicación satisfactoria sobre ellas antes de girar la última página. El buen hijo puede reír de desesperación porque su padre siempre le había dicho que moriría antes que él si no dejaba su mala vida. El tirano puede entregar limosna porque su única hija, no reconocida, se recluyó en ese monasterio tras la muerte de su madre. Al lector le vale con sólo una explicación. Pero tiene que ser una explicación consecuente con todo lo que supone ese personaje en la historia. Los Personajes Redondos han de ser completos. Tienen que tener una historia y una vida por detrás, a pesar de que ésta no se muestre al lector en toda su expresión. Deben tener aficiones, costumbres, filias o fobias. Tiene que gustarles escuchar la radio o no, hablar con extraños o no, han de ser grandes cantantes, mediocres cantantes o tener la voz de un cuervo afónico, les tiene que gustar comer mucho o comer sólo para sobrevivir, etc. Tendrán que dejar de ser personajes para ser, en fin, personas. Sólo así conseguiremos que el lector se refleje en ellos y quiera saber cómo demonios se las arreglarán para superar los obstáculos a los que los hemos enfrentado a lo largo de nuestra historia. Personajes planos Los Personajes Planos son aquellos personajes secundarios que sirven para que nuestros personajes principales (nuestros Personajes Redondos según esta división) consigan su objetivo… o no. Son ese camarero que le lleva una llamada al protagonista mientras está comiendo en el restaurante del hotel. Ese conductor de taxi que le ofrece una charla aparentemente sin importancia mientras viaja hacia su objetivo, pero que realmente está muy relacionada con el tema principal del que trata la novela, con el conflicto interno al que se está enfrentando nuestro protagonista. La cualidad principal de estos personajes ha de ser la simpleza. No aparecerán más que en unas pocas líneas de nuestra novela (o una sola secuencia de nuestra película), así que habrá que dejar las cosas claras cuanto antes y definirlos con sólo un par de trazos. El camarero es estirado y al mismo tiempo servil. El taxista es de apariencia soez, pero de muy buen corazón. Los tópicos pueden ser un gran aliado nuestro en esta labor (la figura del gordito simpático, el intelectual que lleva gafas, etc.) pero no conviene abusar de ellos.

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